Oratoria: Errores Desde Otro Ángulo

Certificado de Defunción de tu Charla
LOS 10 ERRORES QUE PREOCUPAN A MI MAESTRO DARREN LA CROIX

Otro de mis grandes maestros, Campeón Mundial de Oratoria por Toastmasters International 2001, Darren La Croix, me solicitó que observe siempre las fallas que cometen los otros disertantes durante la ENTREGA. También me dijo: -«Ricky, prestá también atención al CONTENIDO y la ESTRUCTURA que sostiene a ambos».
Esos errores que inquietan a mi maestro, que también vive en Las Vegas, son:

1. – No dejar un mensaje claro. Siempre hago hincpié en los cuatro impactos que debemos causar como oradores: IMPACTO VISUAL, VERBAL, DE CLARIDAD Y DE CONEXIÓN. Un axioma universal dice que es imposible brindar una presentación o conferencia impactante si carece de claridad. El orador debe ser quien tenga claro su mensaje antes de preparar su discurso. No hacerlo, es fatal. Jamás hables dentro de un manto de niebla.

2. – No armar una estructura sólida. La estructura es el andamiaje de toda charla. No hacerlo es presentar una disertación amorfa, sin pie ni cabeza, una masa informe que impide al público “ver” tu charla. Los oradores inexpertos no arman su charla sobre una estructura sólida. Sin estructura, tu discurso se desplomará como un castillo de naipes.

3. – No manejar las pausas. Los buenos oradores son maestros en el manejo de pausas, especialmente las pausas estratégicas, que son precisamente las que cusan efectos devastadores sobre la audiencia. Ese intervalo, ese silencio es lo que permite al público digerir, metabolizar y analizar lo que acabas de decir. El orador novato no sabe o teme pausar durante su exposición, por esa razón no entienden lo que escuchan. Hablar sin pausas es como manejar sin frenos.

4. – No moverse con propósito. Esto también preocupaba a Craig Valentine. Darren y Craig son magistrales cuando nos enseñaban desde el escenario a cómo movernos. Es común ver oradores inexpertos moverse como tigre enjaulado, de un lado a otro; como perro encadenado, es decir en círculos o como centinela de cuartel, de una punta hsata la otra del escenario. Como veremos más adelante nos moveremos para buscar algo, para cambiar de una idea a otra, para marcar el paso del tiempo o bien para intercambiar los lugares de los participantes de un diálogo. Si te movés sin propósito, distraerás a tu público.

5. – Robar material ajeno. Un pecado capital muy común en oradores alrededor del mundo. Es obvio que muchos expertos o coaches en Oratoria tratamos similares temáticas sobre la materia. Lo grave es que lo exponen con las mismas,palabras, los mimsos ejemplos yhasta las mismas historias que muchos hasta las hacen suyas. Craig Valentine tiene una historia personal que nos cuenta siempre cuando tomó la dura decisión de renunciar a su trabajo para convertirse en un orador profesional y el jefe lo tienta con más y más dinero. El broche de oro o mensaje es cuando su esposa le dice –“Craig, tu sueño no está en venta”. Bien Craig asistió una vez a una charla o alguien le contó, no recuerdo ahora, que un orador contó la misma historia pero como si la hubiese vivido él. Burdo plagio, un gran robo. Inaceptable. Aprendamos de otros, leamos libros, concurramos a talleres, pero procesemos lo aprendido y entreguémoslo con nuestro estilo, proceso y manera. Los oradores que roban material, historias y chistes ajenos, pierden credibilidad.

6. – Usar gestos incongruentes o no sincronizados. El gesto grandilocuente no sirve porque es insincero y sobreactuado. Es falso. Pero muchos oradores también gesticulan anacrónicamente o fuera de sintonía con el mensaje que están dando y eso le resta credibilidad al discurso que estás brindando. Los gestos son una parte de nuestro lenguaje corporal, que incluye la mirada, el rostro, las manos, el movimiento y nuestro cuerpo en su totalidad. Jamás olvides que el 50% de lo que decís llega a través de la acción, tu lenguaje corporal, el 40% a través del tono y el 10% restante a través de tus palabras. Por esa razón hay que ser preciso con nuestros gestos. La incongruencia gestual confunde a tu audiencia.

7. – Creer que la gente paga por escuchar a un expositor. Ese es un falso concepto. La gente paga o asiste a tu conferencia para escuchar un mensaje que le pueda cambiar su forma de pensar, su accionar y los resultados. Paga o asiste por un mensaje que le haga pensar, sentir y actuar diferente una vez que abandone la sala. Nunca olvides que como orador, sos siempre un vector de cambio. Estamos transfiriendo nuestras experiencias para ayudar a los demás. La gente asiste porque necesita algo, no para ovacionarte. Se lo tenés que brindar.

8. – No usar historias personales. Aquí el problema radica en que muchos oradores subestiman sus propias historias de vida. Darren la Croix y Craig Valentine me hicieron tomar conciencia durante un taller de STORYTELLING que dictaron en Las Vegas que mis historias tenían tanta o más fuerza que las de ellos mismos. Lo analicé y me di cuenta de que tenían mucha razón. Lo puse en práctica y funcionó. Luego de eso, lo compartí con mis alumnos en Argentina y Estados Unidos. Lo pusieron en práctica y funcionó. No subestimes tus historias de vida. Hasta la que considerás más intrascendente, bien contada y estructurada, puede cambiar la vida de otros. Tus historias tienen VALOR. Probalo.

9. – Ser vago o impreciso en los conceptos. Mi mentora, Patricia Fripp, a quien admiro más allá de que siempre es muy exigente conmigo cuando me entrena porque dice que quiere que sea campeón, tiene un slogan con el cual nos taladra el cerebro: -“Sean específicos!!!”. Les reclamo especificidad. No es lo mismo, nos explica, decir –“Una tarde me encontraba en la habitación de un hotel…” que –“Era un viernes, fue un 18 de julio, el día de mi cuadragésimo cumpleaños, lo recuerdo muy bien porque esa tarde nevó como jamás había nevado antes en el sur de Argentina. Estábamos en la habitación 347 del recientemente inaugurado Hotel Austral…” . la primera versión nada muestra. La segunda, permite a nuestros oyentes (escuchadores) “ver” y “sentir” lo que estamos diciendo. Ven el hotel, imaginan el número impreso en la puerta, sienten el frío, palpan la nieve cayendo, y mucho más. No olvides que la especificidad te dará credibilidad y te permitirá contar historias más vívidas a los miembros de tu audiencia, permitiendo que ellos mismos sean protagonistas de cada historia y no meros espectadores. Hablar sin especificidad tornará tu discurso INVISIBLE.

10. –Contar historias en formato/modo narración. Si hay algo que distingue a los grandes oradores es la manera de contar las historias, sean éstas personales o ajenas.
El orador novato, inexperto o “kenoleimportaaprender” dirá: -“Estábamos esa tarde en Bolivia y Carlos me pidió que corriera porque nos querían linchar; eso hicimos”. Eso es una historia contada en formato NARRACIÓN. Los oradores magistrales, los que saben cómo hacerlo, destierran la narración e incorporan el DIÁLOGO a sus historias. Ellos pintan la escena con su lenguaje corporal; saben cómo y dónde ubicarse sobre el escenario o área de exposición. Así nos lo presentan: -«Estábamos contemplando la belleza de las ruinas de Tiahuanaco, en Bolivia, a más de 3.850 metros sobre el nivel del mar. El aire era  irrespirable. Los últimos rayos del atardecer se filtraban entre las columnas de “La Puerta del Sol”; de repente Carlos, mi amigo del alma, mi compañero de aventuras, con su metro ochenta y cinco de altura se puso a mi lado, bajó la vista y con la total calma y la paz espiritual que lo caracteriza, me dijo: -“Ricky, es mejor que empieces a correr… ya”. Eso me sorprendió y, con mis 30 kilos menos que hoy cargo, levanté la vista e inocentemente pregunté: -“¿Por qué me pedís eso, Carlitos?”. –“Por nada –repicó- mientras empezaba a trotar a mi lado, -“Es que nos confundieron con guerrilleros del Che Guevara y nos quieren linchar…”. Existe una diferencia abismal entre contar historias en modo narración o diálogo. Te sugiero, que a partir de hoy utilices la segunda herramienta, es una carta de triunfo. Una charla con historias mal contadas equivale a un certificado de defunción de tu presentación.

Éste y los últimos posts tuvieron por objetivo resaltar los errores principales que podemos cometer como oradores.  La intención es que los destierres y puedas cautivar a tu audiencia la próxima vez que te toque hablar en público.  Los próximos apuntarán a abrir la caja de herramientas para que puedas apropiarte de la que necesites, como así también de las técnicas más efectivas e impactantes.

Chau.   Hasta el próximo post.

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