Oratoria: Eh, Este, Em, Mmm… ¿Cómo Andamos por Casa?
Hola, ¿cómo estás? Ingresemos otra vez al mundo de la Oratoria. Hoy vas a conocer las indeseables muletillas, bastoncillos o «non words» (no palabras) como las llaman los nortemaericanos, al menos en la deslumbrante y calurosa Las Vegas, donde está mi hogar y parte de mi familia.
Estimo que el uso abusivo de muletillas debe ser uno de los vicios más difíciles de erradicar por parte de los oradores de todas partes del mundo. ¿Cuál es tu caso? ¿Te has grabado alguna vez y contado la cantidad de veces que empleas estas «anti palabras»? Te sugiero que lo hagas. Te garantizo que te sorprenderás. Si empleamos muletillas durante nuestras exposiciones estaremos en serios problemas. Es probable que te estés preguntando: -«¿Voy a morir si empleo muletillas durante mi presetación?». Obviamente que la respuesta es NO. Menos mal!!! Pero van a ocurrir algunas cosas negativas:
1) Nuestro prestigio como oradores caerá abruptamente.
2) Muchos pensarán que no está preparado, aunque ése no sea el caso.
3) Otros pensarán que ignorás el tema por completo o no recuerdas lo que sigue, aunque lo hayas ensayado.
Hay muchas otras posibilidades. Lo cierto es que actuán como insecticida y ahuyentan al público. La gente pierde no solo el hilo de lo que estás diciendo, sino también el interés por seguir escuchando. Cuidado con eso.
Otra pregunta que te podrás estar formulado es ¿por qué los oradores no pueden evitarlas? Porque le tenemos miedo al silencio y lo rellenamos con esas palabras no deseadas. Ocurre que un segundo, sobre el escenario, se transforma en una eternidad para el disertante. Pero es sólo una sensación, no es el tiempo real. Tenemos que acostumbrarnos a usar esas pausas para acomodar nuestro pensamiento y darle tiempo al auditorio para que metabolice lo que acaba de escuchar. Las pausas son como los descansos en las escaleras de los edificios.
«¿Cómo los puedo erradicar?, Ricky», me preguntan los alumnos. Muy fácil. Atá un cable pelado a tu muñeca, enchufalo a la red eléctrica de tu ciudad. Y ¿ahora qué?. Ahora ensayá frente a un amigo y le das la siguiente consigna: «cada vez que se me escape una muletilla lo único que tenés que hacer es pasar la perilla de la posición OFF a ON». Si la cumple, te aseguro que en muy poco tiempo las erradicarás. Si creés que el método es algo cruento probá con que él haga sonar una campanilla o aplauda cada vez que se te escapa un Hummm, este, viste, ¿no es cierto? y cualquier otra palabra frecuente y molesta. Probalo hoy mismo.
Hoy incrustamos un nuevo video para que puedas analizarlo por ti mismo. No lo subtitulé al español a propósito, porque estoy persuadido de que, aunque no domines el idioma inglés, podrás identificar sin ayuda cuál fue la muletilla empleada por Caroline Kennedy (1), una prestigiosa abogada que no necesitaba credenciales por ser la hija del asesinado presidente JFK. Ella pensaba postularse como senadora por el estado de Massachusets, como su padre John y sus tíos Ted y Bobby (senador por New York). ¿Sabés que paso? Tuvo que retirar su postulación. Usar tantas muletillas, entre otras cosas, le costó su carrera política. Y lo asumió. Tomo conciencia de que hay que erradicar los indeseables bastoncillos o muletillas si quiere seguir en carrera. En parte lo logró. Hoy es embajadora en Japón.
¿Cómo andamos por casa con respecto a los este, emmm, hummm, y otras anti palabras?
Hasta nuestro próximo post. No olvides de practicar, practicar y practicar. Jamás memorices palabra por palabra.
Chau.
(1) Caroline Bouvier Kennedy Schlossberg (27 de noviembre de 1957, Nueva York) es la única hija con vida de John F. Kennedy (1917-1963) y su madre Jacqueline Bouvier Kennedy (1929-1994). Es la actual embajadora de Estados Unidos en Japón.